viernes, 16 de marzo de 2018

C A U T I V O, por José Rivero Vivas


 
C A U T I V O
Novela
José Rivero Vivas
Prefacio


Sucede que Filiberto Onís no es escritor de nada, a pesar de que, en su primera juventud, le entrara aquel sarampión, de inopinado fuego devorador, que convulsionó su ser y alteró su estado. Lo anterior expreso trae a colación la insoslayable y desbordante quimera, respecto de la influencia presuntamente ejercida, tras el acusado impacto recibido en EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA, libro de Miguel de Cervantes Saavedra, que pudo haber impreso huella en su espíritu, tierno y de escasa solidez; frágil, por tanto, ante insólitos aspectos que vinieron a contribuir al enrevesado origen de su desliz, en el inenarrable cómputo de estrellas, tras sueño indefinido y trama sustancial innegable, lo cual le hizo caer en la insensatez adjudicada a su desvelo, parco en positivos dones, trasvasados que fueron en fallidos anhelos.
Al cabo de los años, por mero azar, causado en la mudanza de antigua mansión, vino a ser desempolvado el hato de cuadernos -guardado en una vieja alacena-, referido al ánimo virtuoso del Andante Caballero, así como a la reivindicación salarial de su fiel Escudero. La acción de limpieza proporcionó luz a la redacción contenida en tanto papel, con lo cual quedó la historia narrada expuesta a la curiosa mirada del lector, su propio autor, quien  permaneció sereno, pese a su estupefacción momentánea. El resultado de su inspección no fue satisfactorio, por lo que decidió, en descomunal alarde, modificar los pasajes saturados de deficiencia expositiva, así como elevar el tono discursivo, limando de aspereza y tosquedad la pauta señera, al tiempo de colmar de matices y luminosidad la prístina efervescencia del relato.
Después de horas, días, semanas y meses inclusive, considerando magnas obras del acervo universal, llegó Filiberto Onís a la conclusión de procurar firme apoyo a su labor, en nítida analogía con un autor de prosa magistral y deslumbrante; consciente de lo acertado de este enfoque, ávido orienta su celo a Edgar Allan Poe, de quien lee con fruición un volumen de cuentos, en versión original, pese a que la fluidez de su inglés a menudo se le atraviesa en consecuente ditirambo. Deliberadamente postergada la tenebrosidad de su impronta, la elegancia y excelencia de este genial escritor lo llevó a su elección, de entre la extensa reserva planetaria, por cuanto, en el fárrago de sus propias lecturas, atónito descubre que más de uno, en el mundo de las letras, y aun más allá, en margen diverso, sediento ha bebido -insaciable bebe-, en el numen recóndito de su mágica fuente inagotable.
Este ingente y complejo afán dio comienzo un día, tal vez aciago para la culminación del fin perseguido. La operación cuesta arriba, súbito vislumbró la imposibilidad de llevar a efecto cuanto registro hubo minucioso planeado, aunque sin base ni encomienda que tradujera en certeza la relevancia del proyecto. Admitida sin ambages la dificultad de su realización, se afianzó en sí mismo para, henchido de honra y sinceridad, arrumbar las premisas propiciatorias de su inasequible tentativa, relacionada con la consigna de paulatina corrección y ulterior reforma.
Superada su pausa dubitativa, persistió en su voluntad de explorar y custodiar el texto, aun cuando hubiese de conservar su personal calidad expresiva, auténtica forma, en cuanto furtivo creador, de particular estima, pese a no destacar en incólume singularidad manifiesta. Inmerso en el proceso, una vez consolidado, tras algún comentario adverso, intuyó carencia de tregua para aplicar una incrustación benigna, lo cual paralizó de modo instantáneo su allure, dejando en la estacada el insigne resplandor de su mítica aurora.
Mohíno y pesaroso, por inepcia conjunta, estuvo a punto de abandonar la brega literaria y echar por la borda su ilusión desmedida. Hizo, empero, un alto en el trayecto y recompuso su atuendo; luego, atendiendo a su integridad, resuelto subrayó la opción definitiva, cuya inalterable esencia inspiró de corrido su rotunda afirmación: Mi escritura es sin duda impecable en sencillez y naturalidad.
Rincón de Anaga, Tenerife.
Islas Canarias – Año 2018  
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CAUTIVO
Novela – Inédita
Obra: NC.10 (a.20)
(Hacia 1967 – 1985 – 2006)
(Revisión en curso)
José Rivero Vivas

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